Podría decir que soy afortunado al haber nacido en un país biodiverso, lleno de historia, cultura, climas, comida y personas gentiles. Desde nuestras cálidas costas hasta la frondosa Amazonía, poseemos un sin fin de recursos que nos abren hacia el panorama global. Entonces ¿qué sucede realmente?, si bien es cierto, el Perú ha avanzado los últimos años a grandes trazos, pero aún nos falta lograr grandes retos culturales y sociales que nos permitan identificarnos como país.

Pues bien, considero que el principal problema que afronta el Perú es la falta de identidad nacional para con nosotros mismos. ¿Cómo se da tal falta de identidad? Es simple y complejo a la vez, el Perú es un país compuesto por tres regiones (costa, sierra y selva) y miles de comunidades que entre si son diferentes. El problema radica en que la mayoría de peruanos, especialmente los jóvenes, creen que el Perú es sólo Lima y los departamentos situados en la costa, dejando de lado a las minorías de la sierra y selva. 

Eso nos afecta como peruanos, ya que excluimos o nos desinteresamos por comunidades peruanas que son incluso parte de nuestra historia pre hispánica. Como consecuencia directa de ello, tales minorías, que en muchos casos son indígenas, se sienten dejadas de lado y generan aversión no sólo entre peruanos sino también ante el gobierno de turno, creando asi conflictos internos que fácilmente se solucionarían si comprendiéramos al otro ¿por qué? Porque no tenemos una identidad nacional. 

Hay un problema social no cabe duda, que incluso se manifiesta en mi ciudad Lima. En varias oportunidades he podido observar que amigos míos (incluyéndome a veces) y jóvenes en general dejan pasar de lado conflictos que ocurren en Arequipa, San Martin y otros departamentos por el sólo hecho que no les afecta o no se sienten identificados con el problema. Este problema no es de ahora, ha venido arrastrado por generaciones, y un claro ejemplo de ello fue cuando empezó el terrorismo en Ayacucho, los limeños sólo se preocuparon cuando estalló una bomba en la calle Tarata en Miraflores (Lima). Por tanto, no nos identificamos con el otro peruano, sólo tomamos conciencia de un problema cuando este nos afecta.

Por otro lado, he podido observar que nuestro país, especialmente en Lima, posee una arcaica concepción de prejuicios relacionados a la clasificación de estratos sociales, que, a mi entender, nos destruye como sociedad e influyen negativamente en el deterioro de nuestra identidad nacional. Este problema es latente y se da día a día. Afortunadamente, se está viendo reducido debido al programa de gobierno actual peruano que toma como prioridad la inclusión social.

Nuestro compromiso como jóvenes radica en identificarnos como peruanos, lo que implica ser parte de una comunidad global sin dejar de lado nuestra identidad cultural propia. El reto es grande, porque los prejuicios son vencibles pero a largo plazo. Considero que la consolidación de instituciones publicas y privadas transparentes, permitirá que la inclusión social se logre con mayor rapidez de forma transversal. Peruanos somos todos, aprovechemos nuestra biodiversidad, estemos orgullosos de nuestros recursos, construyamos un futuro unidos con identidad cultural.